Tuesday, September 29, 2009

Pluie je t'en supplie


Cette nuit je désire la pluie,
à vrai dire, je t'en supplie.

Laisser les gouttes enlever tes caresses,
Tambourinage qui noie tes mots de tendresse.
Tout n'a aboutit à rien,
Il ne nous reste aucun lien.

Il n'y a pas de fausses ou vraies promesses,
Il y a que des rêves qui disparaissent.

Pluie, je t'en supplie
viens faire de moi ton mois d'avril!

Monday, September 28, 2009

The Mask



I take it off before I go to bed,
and bury my face in the pillow,
lest I scare my sleep away.

In come flooding all those dreams,
or are they memories, indeed?
Of a time when my smile was fleshy,
not wooden.

I jerk up, wide awake.
Groaning inside, I hug the sheets,
but the dreams are gone.

If I could make breakfast with the lights off,
I would.

Avoid the mirror as I step into the tub.
Scrub, scrub, scrub,
Rid myself of any grub, imaginary or not.

The clothes come on easily, as do the shoes.
I've learned to knot my tie without looking too.

But before stepping out of these four padded walls,
I must face off the mirror, gulp down and be bold.

It takes but a moment to put it on,
dreadful sight begone!

Don't let anyone know...





Wednesday, September 23, 2009

Already Gone


Desde hace un par de meses, se ha alojado en mí la canción Already Gone de Kelly Clarkson. Más allá de la canción del momento, es una canción que definirá sin duda esta etapa de mi vida.

Cuando era adolescente, o incluso puberto, la canción Iris de Goo Goo Dolls definió toda esa época en la que me sentía como el único chico gay del universo. Solo, ridículamente inocente y en plena etapa de descubrimiento, Iris era un himno, irradiando sentimiento, fortaleza y la promesa de un mañana distinto.

Así como Iris caracterizó mi emancipación - mi turbulenta pero a la vez exitosa salida del armario - sé que Already Gone ha permeado profusamente la pérdida del amor de mi vida. No quiero decir que la canción sea exactamente mi situación, lo que viví con él; pero sí se aproxima lo suficiente.

Pero... más allá del mensaje que pueda conllevar la letra, o el estado de ánimo que pueda provocar la melodía, es nuevamente el sentimiento de la cantante el que rebasa la canción y me llega como clavado olímpico al fondo de mi corazón.

Yo soy ella, ella soy yo; yo me veo ahí, y lo veo a él, sin falta, cada que escucho la canción. Y le deseo lo mejor, y lo añoro, y le vuelvo a desear lo mejor. Doy la media vuelta y sigo mi camino, un camino incierto. Con los primeros pasos que tomo, observo mi mano vacía, vacía porque no está la suya ahí. Las lágrimas quieren brotar como capullos, y antes de que florezcan, antes de permitirme voltear atrás, echo fuerza de toda pizca de valor que me pueda quedar para alzar la cabeza y seguir mirando adelante. Los siguientes pasos no son más fáciles, pero sí son más pasos. Y lo único que puedo hacer es seguir caminando... caminar para dejarlo ir... caminar para darle una oportunidad de seguir adelante y encontrar la dicha o cometer otros errores con alguien más... caminar para no mostrarle como la vida abandona mi rostro, que no se quede con remordimiento alguno.

¿Cuántas canciones terminarán definiendo mi vida? ¿Escogemos las canciones o nos escogen a nosotros?

Pensé en publicar aquí la letra de Already Gone, pero no le haría justicia. Es una canción para escucharse, para cantarla, para derramar una que otra lágrima, pero sobretodo, una canción para encontrar alivio en el pasado, olvidando, aunque sea por un instante, ese incierto futuro.

Monday, September 21, 2009

Empezando el día... y poniendo la otra mejilla.

Hay algo que no entiendo. ¿Por qué si todo el tiempo estoy pensando en mil y un cosas, ahora que me siento a escribir no puedo pensar en nada? ¿Será que tengo un almohadazo en el cerebro?

Bueno, pues entre hacer el desayuno, planchar mi camisa, prepararme el lunch, rasurarme y bañarme, ya no me dio tiempo de terminar esta entrada. Y lo único en lo que podía pensar eran los minutos antes de la hora zero, la hora en que tengo que salir de casa para llegar a tiempo al trabajo.

La continúo ahora que me encuentro en el trabajo, en mi hora del almuerzo. Estoy comiendo un tofu cake con verduras, y no es por nada, pero está como dirían "scrumptious". Hace rato estuve reflexionando algo, y ya que no tengo otro tema en el momento, pues ¿qué mejor que sacarlo a relucir ahora?

Siempre he sido un firme opositor de la enseñanza cristiana de "poner la otra mejilla". No sólo se me ha hecho aberrante la idea de dejarse lastimar sin poner un alto a la situación, sino que lo he catalogado de cobardía o martirio. No lo digo por ofender a quienes siempre han pensado así, pues cada quien tiene derecho a creer lo que quiera, y sobretodo de vivir su vida según los principios que considere adecuados o necesarios. Simplemente, en mi opinión, "poner la otra mejilla" no corresponde a la idea de luchar en la vida por salir adelante. Vencer la adversidad requiere dar golpes, requiere reaccionar ante los azotes, apretar los dientes, cerrar los puños y abrirse camino. Pues si ponemos siempre la otra mejilla, ¿cuántos golpes podremos aguantar antes de caer?

Hoy en día, comienza a cambiar mi opinión al respecto, a raíz de los últimos meses y el gran cambio que ha tenido lugar en mi vida. He pasado por tantos ratos amargos, verdaderamente oscuros... momentos en los que llorar simplemente no era alivio alguno, momentos tan desolados como la cama en la que despertaba, o la casa vacía a la que llegaba por las noches. Lo peor fueron las decepciones, la desilusión y en particular las humillaciones a las que fui sometido día tras día. Y para alguien que siempre ha luchado por obtener lo que quiere de la vida, fueron momentos en los que, sin más ni menos, puse la otra mejilla.

¡Cuántas cosas pude haber contestado! Dejar que el rencor y la ira se apoderaran de mi cuerpo era una enorme tentación. Defender mi integridad y mi fortaleza era un ardiente deseo que hubiera sido fácil satisfacer. Sabía que con una frase podía destruirlo, castigarlo por el dolor desgarrador que me había infligido. Pero... no lo hice.

Tuve en mi poder tantos medios para lastimarlo a él, para lastimar a su nuevo amor, para arrasar completa y perpetuamente todo lo que fuimos. Pero... no lo hice.

Y cuando vi sin remedio que todo había terminado, que la fortaleza de mi amor y devoción había sido el arma misma con la cual me desmembraron, que la sinceridad, lejos de rendir frutos, había sembrado sal en mi huerta, cuando vi eso, cuando sentí el dolor perpetuo de la amputación... tampoco hice nada.

En cambio, a cada momento, a cada golpe, puse la otra mejilla.

Y es ahora que comprendo, que poner la otra mejilla es posible cuando se ama verdaderamente a la otra persona.

¿Cómo pude pensar en algún momento que poner la otra mejilla era un acto de cobardía? Nada requiere más valor que no levantar la mano contra la gente que amas, a pesar del gran daño que le puedan causar a uno. Amar incondicionalmente no significa amar en cualquier circunstancia y en todo momento; significa amar al alguien a pesar del daño que te puedan hacer, consciente o inconscientemente, significa dejar a un lado el espíritu propio de supervivencia y proteger a la persona que amas de tu reacción, o de sí mismo.

Dejé que tomara sus decisiones, que hiciera (o más bien deshiciera) como quería nuestro amor. Todo lo que me pidió lo hice, y lo hubiera hecho con o sin las amenazas y los chantajes. Lo dejé ir... lo dejé ir a los brazos de alguien más a sabiendas de que ello me calcinaría.

Y no soy un cobarde por haberlo hecho. Requirió de todas mis fuerzas no infligir venganzas en un principio, y después, requirió todo mi esfuerzo no llamarlo para decirle, día con día, lo mucho que lo amaba. Y cuando solicitó mi ayuda, se la di a manos llenas, pues habérsela negado sería nuevamente una forma de venganza que tampoco estuve dispuesto a ejecutar.

En fin... no por haber puesto la otra mejilla soy un santo, ni me considero un ser humano ejemplar. Simplemente he comprendido finalmente lo que eso significa, y admiro mucho a las personas que lo pueden hacer una y otra vez. Esas son personas que verdaderamente aman al prójimo, a todos los prójimos.

¡Se acabó la hora del almuerzo! Hasta pronto... yo.

Sunday, September 20, 2009

Reinvención

Hace una hora regresé del cine. Fui a ver la película de Julie & Julia, con Amy Adams y Meryl Streep. Para aquellos que no están familiarizados con la película, trata sobre Julie (Adams), una escritora frustrada que trabaja en un call center en Nueva York, y vive con su marido arquitecto sobre una pizzería en Queens. El hartazgo y frustración que parecen acorralarla la llevan a tomar una singular decisión: emprenderá un proyecto de utilizar todas las recetas de Julia Child (Streep) en un año y escribir un blog al respecto. En total, se trata de recrear 542 recetas en 365 días.

¿Quién es Julia Child? Esa es la otra parte de la historia. Julia Child, esposa de un diplomático estadounidense en la década de los 50s, decide enrolarse en cursos de cocina en el instituto Cordon Bleu durante su estadía de cuatro años en París, siguiendo su gran pasión por la comida (y comer). Lo que comenzó como un pasatiempo se convierte en su vocación, y la lleva a pasar los siguientes 8 años escribiendo y editando un libro que por fin consigue publicar bajo el título de "Mastering the art of french cooking", o algo así.

En fin, ¿a qué voy con todo esto? Julie no encontraba darle sentido a su vida, hasta que emprendió su proyecto y su blog. Decía sentirse acompañada por Julia en todo momento, y la ejecución de las recetas día tras día, más allá de ser un simple ejercicio culinario, era testamento de los retos, desilusiones y recompensas que tiene la vida. Cada receta estaba asociada a algo más que había sucedido en el día, y ambas cosas quedaban plasmadas en su blog diario.

Yo he descuidado este blog, aunque en ningún momento lo he olvidado. Empezó como un ejercicio de escritura; empezó como una novedad, un juguete nuevo. Luego fue un espacio de expresión artística (modestia y egocentrismo aparte). Publicar mis poemas en el blog me dio mucho placer.

Y luego, como cualquier lector (aunque no haya ninguno) podrá constatar, el blog se tornó en la crónica de un divorcio. O mejor dicho, se convirtió en la crónica de un corazón roto. Cada entrada en el blog constituía una lucha desesperada, una ilusión que se quebrantaba, un anhelo esperanzado, o bien una decisiva declaración del amor más profundo y sincero.

No dejo de sentirme mutilado. No dejo de sentir que mi vida se descarriló, que mi corazón hace eco dentro de mí.

Pero ello es algo que el tiempo resolverá, o al menos eso me dice la gente.

Bueno, el punto de esta entrada no es ni la película ni mi corazón en muletas. It all boils down to this: necesito reinventarme y reinventar este blog. Necesito disciplina, necesito aliento, necesito volver a creer en mí y atesorar este espacio de expresión. Y es que, lo que no puedo olvidar es que este blog es para mí, lo escribo para mí. Las palabras que revolotean en mi cabeza aterrizan aquí y eso me da paz, me da propósito. Tal vez no tenga un recetario y una fecha límite para ejecutarlo, pero sí tengo proyectos personales y luchas cotidianas sobre las cuales vale la pena reflexionar.

No sé si alguien aparte de mí se interesará en lo que tenga que decir. Sólo sé que a partir de ahora escribiré para mí. Tal vez no tenga a Julia al lado mío en esta travesía, pero sin duda encontraré a alguien real o imaginario que me acompañe.

Gracias a Leo, Leono y Leónidas por darme esta oportunidad. Hasta muy pronto...