Monday, August 4, 2008

Hablando del patrimonio...



Estimado lector,

El pasado 7 de julio, la UNESCO declaró a San Miguel de Allende (Guanajuato) como Patrimonio de la Humanidad. Lo anterior me dejó pensando sobre qué significa que una ciudad o monumento sea patrimonio, más allá de la simple concepción de una “herencia común”. Convertir la historia de una ciudad en un patrimonio implica reconocer que existe una historia común inscrita en ese espacio de la ciudad, el cual debe considerarse como un espacio compartido. La creación de este patrimonio también implica la consolidación de una memoria social, el reconocimiento de un sentido social e histórico en las calles y edificios, así como la aceptación de una cierta pertenencia.

Cuando hablamos de patrimonio cultural, nos referimos a todo aquello que se considera digno de su conservación, independientemente del valor práctico del bien. El patrimonio es entonces una invención y una construcción social en la medida en que se crea un discurso sobre la realidad y se legitima dicho discurso. El patrimonio aparece asimismo como una construcción política y su activación jamás es neutral o inocente, responde a los intereses y valores percibidos, o que se quieren transmitir, por los poderes políticos constituidos. En ese sentido, la cohesión, la confrontación y la inversión simbólica en el patrimonio poseen un enorme valor para la clase política, quien buscará enseguida adherentes a esta visión identitaria, con los que legitimará sistemas, políticas y acciones concretas. ¿Cuáles son los intereses de la clase política en el nombramiento de San Miguel de Allende?

Alejándonos un poco de las ineludibles consideraciones políticas, el concepto de patrimonio parte del supuesto valor que los bienes del patrimonio representan para la sociedad en su conjunto. El patrimonio supone entonces un interés del ser humano por el auto conocimiento y por el propio enriquecimiento espiritual. Pero el patrimonio no debe evocar solamente un deseo de conservación, sino también su auténtica puesta en valor, a su disposición y disfrute por parte de la sociedad.

Tomando esta última idea, temo que la conservación del patrimonio convierta a San Miguel de Allende un una ciudad “museificada”, una simple vitrina para turistas (o en este caso, extranjeros retirados). La ciudad no debe perder su valor y su función como tal. Así como un animal salvaje en un zoológico es una paradoja, una ciudad sin actividad citadina también deja de tener sentido, ¿no lo cree usted así?

2 comments:

Anonymous said...

Cabe mencionar que el caso específico de San Miguel de Allende, fundada en el siglo XVI, aloja en ella edificios, cuya arquitectura es única ( Barroco Mexicano), claro ejemplo de ello es el Santuario de Jesús de Nazareno donde se conjugan las tres culturas de la Nueva España ( Mestiza, Ibérica y Amerindia). Es una lástima que hoy en día esta pequeña ciudad sea el punto de encuentro para la falsa bohemia y los excesos que ella conlleva. Felicidades por el Blog!!!

Karla Barclay said...

Es parte de la cultura new age, o de la postmodernidad llevada a su paroxismo. Son marcas registradas, como lo es comer BIO, ser ecologista o vivir en Paris. San Miguel de Allende es parte de los productors labelizados de nuestre época.

Llevo varios años diciendo que el futuro está en la inversiones en bonos de carbono y en la creación de una empresa certificadora de un nuevo modo de vida.