Friday, August 22, 2008

Hablando de Identidad...

La contienda electoral en Estados Unidos es cada vez más reñida, las campañas más agresivas y lás críticas más ácidas. El discurso de John McCain parece sugerir que Barack Obama no es lo suficientemente "americano", o como diría todo buen mexicano, no es lo suficiente "estadounidense". ¿Qué significa ser lo suficientemente americano?


Sin duda, Estados Unidos es un país de inmigrantes, aunque afortunadamente ya dejamos atrás la anticuada visión del "melting pot" de culturas y etnicidades. Alguna vez escuché la atinada referencia de un "salad bowl", es decir, juntos pero no revueltos.
Hace cuatro años, en un viaje de placer a Chicago, tuve la oportunidad de atestiguar, desde mi perspectiva limitada y subjetiva, un sinfín de divisiones al interior de la sociedad estadounidense. Tomen, por ejemplo, las siguientes generalizaciones:

Los latinoamericanos, en su mayoría de origen mexicano, dan vida a todos los clichés de Hollywood. Dominan las posiciones de cocineros, porteros, lavatrastes, mucamas, concerjes etc.


Los asiáticos, fantasmas silenciosos de la ciudad. Caminan... no, flotan por la ciudad, reservados, tímidos, distantes. Del trabajo a casa, de casa al trabajo. Sin duda, palabras brotan de sus bocas a puertas cerradas, pero no en público.

Los afroamericanos, por su parte, no carecen de palabras ni parecen tener reservaciones. Vociferantes, a veces intimidantes, se mueven al ritmo de música imaginaria.

Los caucásicos... pareciera que no ven, o escogen no ver, a los otros miembros de la sociedad. Risueños y despreocupados se pasean por la ciudad. Nunca falta por ahí el acento de la inconfudible "Valley girl", las adolescentes lectoras de People y Vogue, los lentes de sol, la ropa de marca, l@s ejecutiv@s, música pop/rock, fraternidades universitarias, futbol americano, etc.

¿Qué tanto son estereotipos y qué tanto se reproducen esos ejemplos, o ejemplos similares, en el cotidiano estadounidense?

Parece ser que la identidad de origen de los inmigrantes en Estados Unidos prevalece sobre la supuesta identidad común, la "americaneidad". En efecto, lejos de ser un "melting pot", la sociedad estadounidense es un gran mosaico de piezas individuales que forman una imagen, o un ideal.

Pero esa imagen podría cambiar más pronto de lo esperado. La Oficina del Censo de Estados Unidos acaba de estimar que las minorías, quienes actualmente constituyen un tercio de la población, serán la mayoría en el año 2042.

La predicción anterior, la candidatura de Obama, la popularidad y rentabilidad de celebridades como Will Smith, Oprah, Salma Hayek, Eddie Murphy... ¿estamos en presencia de un cambio fundamental en la sociedad estadounidense?

La diversidad, no sólo racial, sino también cultural, religiosa y sexual parece cobrar cada vez más legitimidad en una sociedad esencialmente conservadora y xenófoba que pregonaba hipócritamente dicha diversidad desde sus inicios. El matrimonio gay en California bien podría tener un efecto dominó sobre otros estados, culminando el último movimiento civil de los últimos años en Estados Unidos.

Por último, para concluir esta delirante entrada, me gustaría hacer énfasis en que la diversidad en Estados Unidos no equivale a una identidad común basada en dicha diversidad. La pluralidad es un hecho, estadísticamente comprobable. La identidad es un sentir común, un sentimiento de pertenencia, de historia y de futuro compartido. La identidad es subjetiva y a la vez palpable, presente en la manera en que la sociedad escoge representarse.


Una sociedad diversa pero sin identidad común es una receta para el desastre. Los problemas de la sociedad fácilmente se atribuirán al "otro", las recompensas a los "nuestros" y el resentimiento sería de todos. Las divisiones podrían acentuarse, la segregación agravarse, la pérdida de todo civismo hacerse una realidad.

¿Será posible hacer un outsourcing de identidad?








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