Friday, July 17, 2009

De la vida y el amor (Parte 2)

Dicen que nadie muere por amor, y si lo anterior es cierto, ¿hay alguien que sólo viva por amor?

También dicen que estamos en este mundo para amar y ser amados. Y qué hay del resto del tiempo, ¿es acaso un desperdicio de vida?

Pasé cuatro años y medio de inmensa felicidad, amando y siendo amado. Y ahora que el amor ha abandonado mi vida, noto con sincera curiosidad que todavía tengo pulso. Sigo amando, con el mismo fervor que antes, pero anhelo amar mi vida, no vivir mi amor.

La diferencia es sutil pero fundamental, creo yo. Vivir el amor es una acción temporal, y no es exclusiva, siendo posible vivir el amor, el odio, la tristeza, la fortuna, etc. Por el contrario, amar la vida es procurar nuestra existencia misma. Aquel que mira a la vida con desdén es aquel que renuncia a ella. Renunciar a la vida no requiere un revolver a la sien, hay muertos que caminan entre nosotros.

No podré mentir, tras mi desgracia, seguido pienso en…medidas:
Las tallas de ropa que dejo atrás, el máximo de minutos que puedo permanecer en cama hasta que sea absolutamente necesario pararme, los grados alcohólicos de mis bebidas, los "likes" en Facebook a una selfie que habla más de soledad que de otra cosa.

Patético, ¿no es así?  Se nos olvida fácilmente que el amor sólo puede existir en la vida y que la vida existe independientemente del amor.

En este sentido, llego a la conclusión que amar la vida es aceptar todo lo que ésta conlleva. Amar la vida me permitiría vivir mi dolor, e incluso estar agradecido por él. Amar la vida significaría retirar mi herido corazón del campo de batalla, vivir para luchar otro día, vivir para amar otro día, vivir.

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